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Durante los últimos 20 años, América Latina se ha consolidado como una región anómala en materia de reproducción en la adolescencia (Rodríguez, 2016 y 2014b), sobre todo por los niveles que registra, muy superiores a los esperados atendiendo a sus transiciones demográfica, urbana y socioeconómica, y por la resistencia a la baja de la maternidad antes de los 20 años. 

 

En la República Dominicana, la fecundidad adolescente, es uno de los más afectados de la región, con 94.3 nacimientos por cada 1000 mujeres de 15 a 19 años.  Algo similar ocurre en relación a las uniones tempranas: según datos de la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples-MICS de 2014, el 37.2 por ciento de las mujeres jóvenes (entre 20 y 49 años) se había casado antes de los 18 años. Y el 27.5 por ciento de las mujeres jóvenes de 15 a 19 años se encontraba casada al momento de ser encuestada. Ambas cifras se encuentran entre las más elevadas de América Latina y el Caribe (Oficina Nacional de Estadística y UNICEF, 2016). Esta situación contrasta con la definición de la República Dominicana como un país de ingresos medios altos, ya que la incidencia tanto de la fecundidad como del matrimonio adolescente se compara a los países más pobres de África Subsahariana. 

 

El documento se organiza en siete apartados. La primera sección parte de recuperar los principales debates que han existido en torno a la maternidad adolescente y la unión temprana. A seguidas se presentan los objetivos del estudio y una revisión de los antecedentes. En las últimas tres secciones se describen los datos utilizados y las características de los análisis, se presentan los resultados y, por último, las conclusiones.