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El embarazo en adolescentes es uno de los desafíos más importantes que tiene República Dominicana para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), ya que tiene un gran impacto en materia de desarrollo humano, de reducción de la pobreza, de bienestar, de lograr la igualdad de género y del acceso a sus derechos de niños, niñas y adolescentes.

Los datos oficiales disponibles indican que en el país el 22% de las mujeres entre 12-19 años han estado embarazadas. Esta tasa se encuentra entre las más elevadas de América Latina y el Caribe. En el contexto nacional, la tasa se duplica entre las niñas más pobres y se concentra en zonas específicas– provincias del sur y Cibao central.

Es importante entender el fenómeno para poder prevenirlo o paliar sus efectos. El embarazo adolescente se da fundamentalmente en tres supuestos, cuando la niña o adolescente está casada, cuando la niña es abusada o explotada sexualmente y cuando la adolescente no tiene acceso a educación integral en sexualidad, o a métodos anticonceptivos para poder planificar sus embarazos.

Desde el Sistema de Naciones Unidas en el país, distintas agencias como los fondos para la Infancia (UNICEF) y de Población (UNFPA), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el Programa para el Desarrollo (PNUD), han venido realizando esfuerzos para abordar el embarazo adolescente, trabajando de cerca con el gobierno y la sociedad civil. Asegurar los derechos de las y los adolescentes, o sus oportunidades y derechos, sin duda impulsará avances en el logro de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Es importante señalar que, según el informe “Impacto Económico del matrimonio infantil y las uniones tempranas en República Dominicana”, del Banco Mundial y UNICEF, publicado en 2017, dos de cada tres embarazos se dan cuando las niñas y adolescentes ya están casadas o en unión temprana, por lo tanto, son imprescindibles medidas y programas para la reducción de esta problemática.  Estos programas deben incluir no solo acciones sectoriales de salud y educación, sino también de promoción de cambios de comportamiento sociales que favorezcan que las niñas puedan tener un plan de vida alternativo a casarse de manera temprana, en muchos casos con hombres adultos mayores que ella, con el objetivo de salir de la pobreza, lo que desgraciadamente casi nunca se llega a alcanzar.

De acuerdo con el estudio “Tendencias, patrones y determinantes de la fecundidad adolescente en RD”, publicado recientemente por la Oficina Nacional de Estadística (ONE) y el UNFPA, distintas teorías sobre la transición demográfica apuntan a una postergación en la unión entre las adolescentes; sin embargo, en América Latina se observa que, pese a los cambios socioeconómicos experimentados en la región, ésta mantiene los mismos patrones de nupcialidad de décadas anteriores. 

Las evidencias de este estudio muestran, en el caso de la República Dominicana, que la tendencia está siendo más contraintuitiva, ya que en el país se ha mostrado una propensión incluso a adelantar y aumentar la unión, pasando la proporción de unidas de 20% en 1986 a cifras del orden del 30% en la actualidad. Entre los hallazgos de esta investigación, se observó que las adolescentes dominicanas inician cada vez más temprano la actividad sexual, conducta que, sin duda, aumenta la incidencia de embarazos. 

Claves para la prevención

Es necesario seguir fortaleciendo la educación y sensibilización para la denuncia de los delitos de abuso y explotación sexual, así como la persecución y castigo de los perpetradores. Urge reforzar los esfuerzos del sector educativo y del sector de la salud, que juegan un papel determinante a la hora de reducir las causas que generan los embarazos adolescentes en el país, especialmente el acceso a educación integral en sexualidad y a métodos anticonceptivos. 

Igualmente, las conductas machistas imperantes en la sociedad son una causa importante de su elevada ocurrencia, por lo que la formación en la familia y los medios de comunicación también son determinantes que deben ser tomados en cuenta como parte de las estrategias. 

El embarazo adolescente afecta la generación de capacidades y oportunidades no solo de las adolescentes madres, sino también de sus hijos/as, de sus parejas, familiares y entorno. El más reciente Informe Nacional sobre Desarrollo Humano de República Dominicana, realizado por PNUD, revela que, los hogares con mujeres que se embarazaron después de la adolescencia presentan mejores condiciones socioeconómicas que los hogares con mujeres que se embarazaron en dicha etapa. Específicamente, la mujer que experimenta el embarazo más tarde ingresa más fácilmente a la población económicamente activa, tiende a casarse o unirse con una persona de mayor nivel educativo y reside en un hogar con mayor cantidad de perceptores de ingresos por tamaño del hogar. Sus hijos/as también tienen menores posibilidades de morir en la primera infancia, de no acceder a la educación y de no tener documentación.