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Visibilizar lo invisible: la necesidad de actuar para poner fin a la crisis desatendida de los embarazos no intencionales

Todo ser humano tiene derecho a la autonomía corporal y tal vez no haya nada más fundamental para el ejercicio de ese derecho que la capacidad de decidir si se quiere tener un embarazo, cuándo y con quién. El derecho humano básico a decidir libre y responsablemente el número de hijos y con qué frecuencia tenerlos ha sido reconocido en numerosos acuerdos internacionales sobre derechos humanos en los últimos cinco decenios.

Durante este mismo periodo, el mundo ha asistido a un gran aumento de la disponibilidad de anticonceptivos modernos y eficaces, uno de los mayores logros en materia de salud pública de la historia reciente. ¿Por qué, entonces, casi la mitad de los embarazos son no intencionales?

Más allá del contexto personal, los embarazos no intencionales tienen raíces sociales y consecuencias globales. Por lo tanto, este no es un informe sobre bebés no deseados, ni de accidentes dichosos. No trata tampoco de la maternidad. Y aunque no es posible mantener este debate sin mencionar el aborto —dado que más del 60% de los embarazos no intencionales terminan en aborto—, tampoco es un informe sobre este procedimiento.

De lo que sí trata este informe es de las circunstancias que existen antes de un embarazo no intencional, cuando la capacidad de decisión de una persona o de una pareja se ve socavada gravemente, y de las muchas repercusiones que le siguen, que afectan a los individuos y a las sociedades a lo largo de varias generaciones.