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Declaración del Dr. Babatunde Osotimehin, Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas y Director Ejecutivo del UNFPA, el Fondo de Población de las Naciones Unidas, en el Día Internacional para la Erradicación de la Fístula Obstétrica.

Naciones Unidas, Nueva York, 23 de mayo de 2016.- La fístula obstétrica afecta casi exclusivamente a las mujeres y niñas más pobres, vulnerables y marginadas. Afecta a quienes carecen de acceso en forma oportuna a la atención de salud materna de buena calidad que necesitan y merecen desesperadamente para salvar su vida, que es un derecho humano fundamental. En tanto médico y, lo que es más importante, padre de cuatro hijas que amo, me indigna que la fístula, que se puede prevenir, persista en el mundo actual.

El tema de este año del Día Internacional para la Erradicación de la Fístula Obstétrica, "Poner fin a la fístula en una generación", es un llamamiento a transformar el mundo. Al hablar de poner fin a la poliomielitis, el VIH/SIDA, la mutilación genital femenina y tantas otras formas de sufrimiento debemos comprometernos a intensificar nuestros esfuerzos para poner fin a la fístula de una vez por todas. Esto implica atender el llamamiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de no dejar a nadie rezagado, en especial a los más dejados de lado, invisibles y carentes de poder, incluidas las mujeres y las niñas que viven con la fístula. Este es el momento, y tengo confianza en que podemos hacerlo.

Para el UNFPA, el Fondo de Población de las Naciones Unidas, poner fin a la fístula sigue constituyendo una importante prioridad, y seguiremos acelerando nuestros esfuerzos, tanto en nuestra labor como dentro del Sistema de las Naciones Unidas. La Campaña Mundial para poner fin a la fístula, iniciada en 2003 por el UNFPA y sus asociados, ha progresado en medida importante para eliminar la fístula y prestar apoyo a las sobrevivientes mediante la prevención, el tratamiento, la reintegración social y la defensa.

El UNFPA ha apoyado más de 70 mil operaciones de reparación de la fístula de mujeres y niñas que lo necesitaban, y los asociados en la Campaña han permitido que muchas más reciban tratamiento.

Pero aún queda mucho por hacer. No podemos cejar mientras no reciban atención preventiva todas las mujeres y las niñas que la necesitan. No podemos cejar mientras no se hayan tratado todas las mujeres y las niñas que viven con la fístula. . No podemos cejar mientras no hayan recibido los servicios de reintegración social y de apoyo que necesitan para rehacer su vida, recuperar su dignidad y restablecer su esperanza y sus sueños para el futuro.