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Con cada latido, cada patadita, Crismailyn Tavarez descubre la invaluable importancia de la atención prenatal de calidad en su viaje por la maternidad

Santo Domingo, República Dominicana. – «Confío en que todo saldrá bien, gracias a la atención que recibo aquí», asegura Crismailyn Tavarez durante una mañana típica en el Hospital Universitario Maternidad Nuestra Señora de La Altagracia (HUMNSA). Su sonrisa ilumina la sala, mientras espera junto a otras mujeres embarazadas para acceder a sus controles prenatales.

A pesar de tener varios centros hospitalarios cerca de su casa, Crismailyn se levanta temprano y decide emprender su viaje de una hora en un autobús del transporte público, desde el Ensanche Espaillat hacia la Maternidad. Cada viaje implica tiempo, esfuerzo físico y familiar, pero a cambio obtiene la seguridad de ser atendida profesionalmente, conocer el estado de su embarazo de 32 semanas y el desarrollo su bebé.

Durante la espera para pasar al consultorio médico, Crismailyn expresaba su satisfacción al acceder a servicios de salud de calidad. Tras su experiencia durante la gestación y parto de su primer hijo de dos años de edad, decidió volver a  esta misma maternidad.

«Me gustó mucho que en el otro embarazo, cuando iba a dar a luz, me atendió el médico que me daba seguimiento. Son muy atentos y tratan de hacer lo mejor para uno», expresó, destacando lo reconfortante que fue para ella. Esta continuidad de atención le brindó el sentido de seguridad y confianza que necesitaba en un momento tan importante de su vida. 

Desde el lanzamiento del Proyecto Hospital Modelo para la Reducción de la mortalidad Materna y Neonatal del HUMNSA, implementado desde 2015, en sinergia con Gobierno, sector privado, sociedad civil y colaboración de la oficina regional de UNFPA, se ha registrado una impresionante reducción del 67% en la mortalidad materna en este establecimiento público de salud.

Esta reducción no solo representa estadísticas, sino también salud y bienestar para familias completas, como la de Crismailyn, que han sido tocadas por el cuidado y la dedicación del personal de salud con habilidades clínicas robustecidas. Cada embarazada es una historia de esperanza renovada, un testimonio del poder transformador de la atención médica de calidad y el compromiso de proteger la vida de las madres y sus recién nacidos.

Uno de los grandes componentes de este proyecto ha sido el programa de especialización de enfermeras obstétricas. La joven madre compartió un recuerdo que le tocó profundamente. «Durante ese primer parto, me acompañó también una enfermera obstétrica. Por los fuertes dolores, yo sentía que iba a necesitar una cesárea, pero ella me ayudó a estar más tranquila y me apoyó para poder tener un parto natural». El simple gesto de calidez de esa enfermera, egresada del Programa de Especialización del Personal de Enfermería en Salud Materno Neonatal de Bajo Riesgo y Planificación Familiar, había marcado una diferencia profunda en su experiencia, dejando una huella imborrable en la memoria de esta madre.

«Ya contamos con 22 enfermeras especializadas brindando atención a las embarazadas y se espera que tenga un impacto significativo en la razón nacional de mortalidad materna, que actualmente se sitúa en 107 por cada 100,000 nacidos vivos. En este centro, cada caso de mortalidad materna es minuciosamente evaluado en sala de situación, y a partir de este análisis, se implementan acciones de mejora concretas», afirma la Dra. Dulce Chahín, oficial nacional de Programas de Salud Sexual y Reproductiva del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA). 

El hospital cuenta también con una sala de simulación clínica, la primera de su tipo en un hospital universitario de la red pública en Dominicana. «Esta es una herramienta pedagógica innovadora, que posibilita realizar entrenamiento en competencias obstétricas profesionales, de manera segura y controlada, lo que se traduce en una atención más respetuosa para las embarazadas», afirma Dabeida Agramonte, gerente de la División de Proyectos de la Fundación Popular, que más allá de ser financiador, es aliado clave que acompaña al UNFPA en el desarrollo de esta iniciativa, 

«Con el apoyo del personal intrahospitalario, a esto se suma», continúa Dabeida, «la encuesta de satisfacción a usuarias, que permite identificar oportunidades de mejora a los servicios y garantizar que las embarazadas reciban la mejor atención posible durante su atención en el HUMNSA», así como en los demás hospitales hacia dónde se expanda este modelo de gestión. 

Tras finalizar su consulta prenatal, y feliz de conocer el avance saludable de su gestación, Crismailyn comparte con ilusión: «Confío en que todo saldrá bien, gracias a la atención que recibo aquí». Con determinación añade: «Realmente recomendaría esta maternidad a cualquier mujer; los médicos brindan un cuidado excepcional. Es un lugar donde realmente te sientes respetada, cuidada y apoyada».

La historia de Crismailyn resuena con fuerza y nos motiva a seguir trabajando arduamente para que todas las mujeres disfruten de su derecho a tener un parto seguro, respetado y con calidad en el territorio dominicano, logrando poner fin a las muertes maternas evitables.

A su salida de la maternidad, con una sensación de paz y tranquilidad, Crismailyn espera el día en que sostendrá a su pequeño Adriel Jeremías en brazos: «Sé que mi bebé y yo estamos en buenas manos».