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Mensaje conjunto del Director Ejecutivo del UNFPA, Babatunde Osotimehin, y del Director Ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake, en el Día Internacional de la Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina

Daña irremediablemente el cuerpo de las niñas, infligiendo un dolor insoportable. Les causa un trauma emocional extremo que puede durar toda la vida.

Aumenta el riesgo de complicaciones mortales durante el embarazo, trabajo de parto y parto, poniendo en peligro a madres y bebés.

Les roba a las niñas su autonomía y es una violación a sus derechos humanos.

Refleja la posición inferior de las niñas y las mujeres en la sociedad y refuerza la desigualdad de género, alimentando los ciclos intergeneracionales de la discriminación.

Se trata de la mutilación genital femenina. Y a pesar de todos los avances que hemos logrado hacia la abolición de esta práctica violenta, sólo este año millones de niñas -muchas de ellas menores de 15 años- se verán obligadas a someterse a ella. Por desgracia, se unirán a los casi 200 millones de niñas y mujeres en todo el mundo que ya están viviendo con la mutilación genital femenina y cuyas comunidades ya están afectadas por su impacto.

En el 2015, los Objetivos de Desarrollo Sostenible reconocieron la estrecha relación entre la mutilación genital femenina, la desigualdad de género y el desarrollo - y reavivó la acción global para acabar con mutilación genital femenina en el 2030.

En el 2016, más de 2,900 comunidades, que representan a más de 8,4 millones de personas que viven en países donde el UNFPA y el UNICEF trabajan conjuntamente para poner fin a la mutilación genital femenina, declararon que habían abandonado la práctica.

En el año 2017, hay que exigir una acción más rápida. Eso significa pedir a los gobiernos promulgar y aplicar leyes y políticas que protejan los derechos de las niñas y mujeres y prevengan la mutilación genital femenina.

Esto significa la creación de un mayor acceso a servicios de apoyo para las personas en riesgo de sufrir mutilación genital femenina y las que han sobrevivido. También significa impulsar una mayor demanda de dichos servicios, proporcionando a las familias y las comunidades información sobre el daño que causa la mutilación genital femenina y los beneficios que se pueden obtener por acabar con ella.

Y en última instancia, esto significa que las familias y las comunidades tomen medidas por sí mismas y se nieguen a permitir que sus hijas sean sometidas a la violación de la mutilación genital femenina.

Hagamos de esta generación la que suprima la mutilación genital femenina de una vez por todas - y, al hacerlo, ayudar a crear un mundo mejor y más saludable para todos y todas.