La igualdad de acceso a la salud, así como a los derechos sexuales y reproductivos es fundamental para los 8.000 millones de personas que viven actualmente en el mundo. El llamado urgente a derribar las barreras discriminatorias que afectan a los derechos y a la capacidad de decisión resulta particularmente imprescindible en el marco de la respuesta contra el VIH, la cual se encuentra sometida a una presión sin precedentes a causa de numerosas crisis mundiales.
El Día Mundial de Respuesta al VIH debe servir para que reafirmemos nuestro compromiso con la igualdad, a fin de hacer frente a la que continúa siendo una de las principales amenazas mundiales para la salud pública. Teniendo en cuenta los constantes avances en materia de atención sanitaria que impulsan el crecimiento demográfico a escala mundial, es inaceptable que el progreso continúe siendo desigual.
Transcurridos más de 40 años desde el inicio de la epidemia de SIDA, podemos afirmar que se han logrado grandes avances en lo que respecta a detener la propagación del VIH y mitigar sus consecuencias. A pesar de ello, en 2021 se produjeron 1,5 millones de infecciones nuevas por VIH, una cifra que triplica el objetivo mundial acordado de no superar las 500.000 infecciones nuevas al año.
La discriminación de género y la falta de autonomía corporal a las que están sujetas las mujeres, especialmente a la hora de decidir cómo protegerse a sí mismas, ayudan a explicar por qué más del 60% de los nuevos casos de VIH se produjeron en mujeres y niñas de África Subsahariana. En esta región, la tasa de infecciones por el VIH es tres veces más alta entre las adolescentes y las mujeres jóvenes que entre los niños y los hombres de la misma edad.
Las personas con alto riesgo de contraer el VIH suelen verse afectadas por numerosas desigualdades que acentúan su vulnerabilidad; es por ello que el UNFPA promueve la adopción de una respuesta integrada frente al VIH. Esta respuesta prevé la prestación de servicios y entrega de suministros esenciales, trabajando al mismo tiempo en el contexto social general, con el objetivo de acabar con todas las formas de discriminación y de acelerar la materialización de derechos para todas las personas.
El UNFPA se suma al lema “¡Igualdad ya!”, que promueve un mundo en el que todas las personas, especialmente aquellas en situación de mayor riesgo, puedan protegerse para evitar contraer el VIH u otras infecciones de transmisión sexual. Es necesario que todas las personas puedan experimentar la libertad y la seguridad que proporciona la autonomía corporal —así como el derecho a esta—, y que tengan la posibilidad de ejercer sus derechos sexuales y reproductivos con independencia de su identidad de género, orientación sexual, sexualidad o prácticas sexuales.
Si bien es cierto que los avances en la respuesta frente al VIH se están estancando, disponemos de las herramientas necesarias para seguir adelante, entre las cuales se encuentran nuevas formas de prevención y tratamiento. Este es el momento de utilizarlas y de lograr que sean asequibles y accesibles en todo el mundo; así es como conseguiremos frenar la propagación del VIH y construir sociedades basadas en la igualdad, la salud y la dignidad de todas las personas.