Su vida. Su elección. Nuestro futuro.
Las mujeres tienen el derecho a tomar sus propias decisiones sobre si quedarse embarazadas, cuándo hacerlo y con qué frecuencia. Este derecho se reafirmó en 1994 en El Cairo en la histórica Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD), donde 179 gobiernos acordaron que la salud sexual y reproductiva es la base del desarrollo sostenible.
En El Cairo, concebimos un futuro en el que cada embarazo estaba previsto, ya que todas las mujeres y niñas tendrían autonomía sobre su propio cuerpo y podrían elegir si tener hijos, cuándo hacerlo y con quién.
Concebimos un mundo donde ninguna mujer moriría dando a luz porque, independientemente de su ubicación, situación socioeconómica o situación jurídica, tendría acceso a atención sanitaria materna de calidad.
Concebimos una era en la que todo el mundo viviría con seguridad, sin violencia y con respeto y dignidad, y en la que ninguna niña se vería obligada a casarse o a que le mutilaran los genitales.
Desde 1994, los gobiernos, los activistas, las organizaciones de la sociedad civil y las instituciones como UNFPA se han movilizado tras el Programa de Acción y han prometido derribar las barreas que se han interpuesto entre las mujeres y las niñas y su salud, sus derechos y su capacidad para labrar su propio futuro.
Sin embargo, a pesar de los notables avances de los últimos 25 años, aún nos queda un largo camino por recorrer para materializar la promesa que se hizo en El Cairo. Muchas mujeres siguen quedándose abandonadas. Muchas mujeres siguen sin poder disfrutar de sus derechos.
Más de 200 millones de mujeres y niñas desean retrasar o evitar el embarazo, pero no tienen los medios. Además, son las mujeres y las niñas más pobres, miembros de comunidades indígenas, rurales y marginadas, y aquellas que viven con discapacidades, las que se enfrentan a las mayores carencias de servicios.
Es el momento de actuar ahora, y de forma urgente, para garantizar que todas las mujeres y las niñas pueden ejercer sus derechos. Si tienen más opciones de métodos anticonceptivos, podrán prosperar como socios en igualdad en un desarrollo sostenible.
No actuar implica un coste demasiado alto: muchas mujeres y niñas mueren, se producen más embarazos no deseados y más abortos inseguros, hay más niñas embarazadas avergonzadas que abandonan la escuela, y el potencial de las personas y las sociedades queda desaprovechado.
No hay tiempo que perder. Nuestro futuro depende de ello.
En UNFPA, estamos trabajando con países y socios para conseguir al mundo que concebimos hace 25 años. Tenemos el firme objetivo de conseguir los tres ceros antes de 2030:
• cero necesidades no satisfechas de planificación familiar;
• cero muertes de madres que se podrían evitar; y
• cero prácticas dañinas y de violencia de género, como el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina.
Los datos de gran calidad nos ayudarán a reducir a cero las necesidades sean grandes y a poner fin a la invisibilidad de aquellas mujeres que se quedan abandonadas.
En la cumbre que será convocada por Dinamarca, Kenia y el UNFPA en Nairobi este noviembre, la comunidad internacional tendrá una oportunidad para reafirmar el compromiso con las promesas que se hicieron en el Cairo y transformar el mundo que concebimos en el Programa de Acción de la CIPD en una realidad para todas las mujeres y las niñas. En la cumbre se reunirán jefes de estado, líderes de pensamiento, organizaciones de la sociedad civil, población joven, instituciones financieras internacionales, representantes del sector privado y miles de personas que participan en la actual búsqueda de la salud sexual y reproductiva para todos. Todos tenemos algo en juego.
En este Día Mundial de la Población, hago un llamamiento a todos nosotros, gobiernos, sociedad civil, comunidades y población de todos los sectores y ámbitos de la sociedad, para que seamos audaces y valientes, para hacer lo que es justo para las mujeres y las niñas de todo el mundo; y para hacer una realidad las posibilidades que se derivan de completar la empresa, aún por finalizar, que se inició en El Cairo. Marcar el inicio en un mundo donde las promesas que se hacen se mantengan, y que los derechos reproductivos y las elecciones sean una realidad para todos. Este es el mundo que todos queremos y podemos tener si cooperamos en Nairobi y más allá con compromisos concretos y muchos más recursos para completar el viaje que comenzó hace 25 años.
Las mujeres y niñas no pueden esperar más. Los países y las comunidades no pueden esperar más. Es el momento de actuar sobre las promesas hechas y ofrecer planificación familiar.