Usted está aquí

El primero de diciembre de cada año se conmemora el Día Mundial de la Lucha Contra el Sida, una fecha establecida en 1988 por la Asamblea General de las Naciones Unidas para promover los avances en temas de prevención e impulsar acciones para el acceso a los servicios y tratamientos antirretrovirales.  

En 2019, la conmemoración lleva por lema «Las comunidades marcan la diferencia», una afirmación que ratifica el impacto que tiene la respuesta comunitaria en las acciones en torno a la prevención de nuevos contagios de VIH, a la defensoría y fomento del desarrollo de quienes viven con la enfermedad.

Los números reflejan el impacto comunitario

Gracias a la colaboración de las comunidades más de 23 millones de personas recibieron tratamiento para el VIH en 2018. Ese importante impacto comunitario también se evidencia en la reducción de las nuevas infecciones por el VIH en un 40 % en el mismo año, comparada con las ocurridas en 1997. Así lo desglosa la hoja informativa de ONUSIDA, que presenta las más recientes estadísticas del estado de la epidemia al 2019.

El documento también indica que las nuevas infecciones en adultos se redujeron en un 16 % desde 2010 y en un 41 % en bebés; asimismo, señala que desde 2004, las muertes por enfermedades asociadas al Sida han visto una importante reducción de 55 %.  

En términos de inversión, ONUSIDA  destaca que un 56 % de los recursos financieros destinados a la lucha para prevenir y reducir las infecciones por VIH aportados en 2018 provinieron de fuentes nacionales y se estima que la respuesta al Sida en el 2020 requerirá de una inversión que ronda los 26,200 millones de dólares estadunidenses. Claramente, esto indica que aún queda mucho por hacer y que sigue siendo vital el involucramiento y apoyo constante de las comunidades e instituciones

Sin dudas, además de resaltar la incidencia de los sectores locales, nacionales e internacionales en la mejoría de condiciones en torno al VIH-Sida, el lema representa un compromiso para seguir impulsando el accionar comunitario. 

Cómo impactan las comunidades

  • Exigiendo que se garanticen los derechos humanos y liderando la respuesta contra los abusos y acciones discriminatorias
  • Orientando a las personas para que conozcan y defiendan sus derechos
  • Velando por la diversidad y por que las personas sean incluidas en las tomas de decisiones
  • Abogando por leyes no discriminatorias
  • Movilizándose para hacer posible el acceso a los tratamientos para el VIH
  • Impulsando la lucha para garantizar que la respuesta al sida continúe siendo prioridad en la agenda política
  • Orientando y ayudando a mujeres que viven con VIH y que están embarazadas para que sus bebés nazcan sin el virus
  • Ofreciendo un ambiente solidario, de apoyo, seguridad y protección a quienes viven con VIH
  • Garantizando un trato respetuoso y digno hacia quienes están afectados por el virus
  • Involucrándose en la elaboración de programas de cobertura sanitaria 

La prevención sigue siendo el enfoque

Ante una epidemia cuya cura sigue siendo desconocida, la promoción del accionar preventivo y de defensoría son esenciales, por lo que se hace cada vez más necesario impulsar el diálogo y las acciones en torno a las medidas que evitan la propagación de esta enfermedad, que cada año cobra miles de vidas en todo el mundo.

El trabajo orientado a la reducción del contagio del VIH forma parte integral de la misión del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), fundamentada en la garantía de los derechos humanos, la equidad de género y el acceso a salud sexual y reproductiva. 

En este sentido, el enfoque es apostar por la prevención mediante la integración de respuestas al VIH-Sida a los servicios de cuidado de la salud sexual y reproductiva, la promoción de los derechos humanos y la reducción de inequidades, priorizando la juventud y poblaciones clave para alcanzar la visión de cero nuevas infecciones de VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el Sida. 

En su declaración por el Día Mundial del Sida, la directora ejecutiva de UNFPA, Natalia Kanem, destaca la necesidad de apoyar a aquellos que contribuyen con la respuesta al Sida en el nivel local y que ayudan a entregar servicios, creando conciencia donde más importa. «Su liderazgo y defensoría son necesarios más que nunca para eliminar el estigma relacionado al VIH y levantar las barreras que impiden el tratamiento para aquellos en necesidad», afirma Kanem.

Poner fin a los estigmas y las inequidades que rodean al VIH-Sida es un paso fundamental en la marcha para que este enfoque sea una realidad y se logre impulsar el progreso hacia un mundo con cada vez menos contagios hasta lograr su erradicación. Son las comunidades las que hacen posible que el cambio sea una realidad.

El empoderamiento de mujeres y niñas que impulsa UNFPA juega un papel fundamental en este aspecto, pues en la medida que existan menos mujeres sufriendo violencia basada en género y  expuestas al contagio, y al incrementar la cantidad de aquellas que tienen acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, que toman decisiones informadas y que cuenten con las herramientas para evitar contagiarse, más cerca estaremos de la meta: un mundo sin nuevos contagios por VIH, donde se garanticen los derechos y el desarrollo de quienes viven con la enfermedad y dando pasos firmes hacia la erradicación definitiva del virus. Un mundo donde nadie se quede atrás.