Usted está aquí

Declaración de la directora ejecutiva del UNFPA, la Dra. Natalia Kanem

La trata de personas explota a los más vulnerables entre nosotros, aquellos que a menudo ya se encuentran desfavorecidos y marginados, como las personas refugiadas y migrantes. Ningún país es inmune.

Más del 70% de las víctimas de la trata de personas son mujeres y niñas, y 3 de cada 4 fueron objeto de explotación sexual. Se debe poner fin a esto.

El UNFPA se encuentra a la vanguardia de esta lucha en países de todo el mundo.  Colaboramos con nuestros asociados a fin de prevenir la violencia de género, proteger y apoyar a las víctimas, y asegurar que los autores comparezcan ante la justicia.

A comienzos de este mes, me uní a una delegación de mujeres dirigentes de las Naciones Unidas, con la Vicesecretaria General Amina Mohammed a la cabeza, en una misión de solidaridad al Afganistán centrada en las mujeres, la paz y la seguridad. En la provincia de Bamyan, visitamos un centro de protección de la familia, dirigido por el UNFPA en colaboración con el Ministerio de Salud Pública. El centro —uno de los 26 que el Fondo administra en todo el país— ofrece atención médica, asesoramiento, asistencia jurídica y otros servicios que son esenciales para los supervivientes de la violencia de género. Los centros también colaboran con las comunidades a fin de dar respuesta a las causas subyacentes de la violencia.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible hacen un llamamiento en favor de la erradicación de la trata de personas, así como la eliminación de todas las formas de violencia y explotación de las mujeres y niñas. En la próxima Cumbre de Nairobi sobre la CIPD25 que se llevará a cabo entre el 12 y 14 de noviembre, se formularán los compromisos en aras del fin de la violencia de género para 2030, los cuales contribuirán a un cambio de mentalidad que favorezca la plena igualdad y el completo respeto a las mujeres y niñas de todo el mundo.

En este Día Mundial contra la Trata de Personas, alcemos la voz por los millones de víctimas cuyas voces pasan desapercibidas, cuyos derechos son violados, y cuyos sueños son denegados. 

Cuando nos mantenemos unidos en la lucha por la igualdad de género, los derechos humanos y la justicia, podemos prevenir la tragedia de la trata de personas y poner coto a la violencia de género.

Únicamente cuando las mujeres y niñas se sientan seguras y estén empoderadas para tomar decisiones sobre sus cuerpos y sus vidas, los países lograrán un desarrollo sostenible y una paz duradera.